El alcalde de Zaragoza, Juan Alberto Belloch, está preocupado. La ciudad acogerá, en 2014, una exposición. No sabemos muy bien sobre qué. Igual relacionada con la menestra. Ya saben, ese guiso compuesto con diferentes hortalizas. Al principio, se llamó Floralia. Pero claro, era más propio de una marca de fregasuelos. Después, Paisajes 2014, que le da un toque más fashion. Pero cada cual denomina algo como le place. Para eso tenemos libertad de expresión, ¿no? Pues bien, “exponabo” es el nombre favorito de los detractores de esta ida de olla, en la que se cocerá la menestra, cuyo coste estimado ascenderá a 230 millones de euros, mínimo.
Pero eso del nabo a Belloch no le convence. “Los productos del campo no tienen nada de malo”, asegura. Entonces, el edil se contradice. Es más, si consultamos el diccionario de la RAE, nabo no tiene connotación sexual, como puedan pensar ciertas mentes.
Más le valía al alcalde preguntar las cusas de la oposición a esta muestra, reflexionar si Zaragoza está a la altura que le corresponde como quinta ciudad de España, y pensar en los bolsillos de los zaragozanos que, en época de crisis, no están para el derroche que se avecina, absurdo como la trola del agua de 2008, en alardes de nabos o tulipanes.
Pero eso del nabo a Belloch no le convence. “Los productos del campo no tienen nada de malo”, asegura. Entonces, el edil se contradice. Es más, si consultamos el diccionario de la RAE, nabo no tiene connotación sexual, como puedan pensar ciertas mentes.
Más le valía al alcalde preguntar las cusas de la oposición a esta muestra, reflexionar si Zaragoza está a la altura que le corresponde como quinta ciudad de España, y pensar en los bolsillos de los zaragozanos que, en época de crisis, no están para el derroche que se avecina, absurdo como la trola del agua de 2008, en alardes de nabos o tulipanes.
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