Sin embargo, no es oro todo lo que reluce, y es que hay que darle la vuelta al prestigioso local para darse cuenta de ello.
Me estoy refiriendo a Zaragoza, al establecimiento situado en
¿Saben cómo huele el azufre? A huevos podridos. ¿Y saben cómo huele a esa altura el Paseo Constitución? A azufre. Y para más inri, los días de viento, que no son pocos, el olor se multiplica. Incluso el indigente que acostumbraba a dormir junto a esa puerta ha optado por trasladarse a la entrada al nuevo Mapfre situado en la misma calle. Tal vez deban cambiar los productos de limpieza que utilizan… y así lo espero, porque si el olor procede de la comida, no quisiera encontrarme en el lugar de cualquier cliente de VIP’s.
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