viernes, 15 de mayo de 2009

De Zaragoza al Cielo... Hoy No Me Puedo Levantar

La historia se remonta cuatro años atrás, el 25 de junio de 2005, cuando vi por primera vez Hoy No Me Puedo Levantar… El espectáculo de mi vida.

Muchos pensarán que exagero, que es tan sólo un musical del montón o incluso que es poco más que una obra de instituto. Sin embargo, otros comprenderán perfectamente a qué me refiero, en especial aquellas personas a las que envidio por haberlo visto incluso más de diez veces. Y es que, cuando el grupo musical ochentero Mecano ha coloreado con su música toda tu infancia, Hoy No Me Puedo Levantar adquiere un significado especial que se marca en tu mente y en tu corazón.

Con quince años (dos días antes de cumplirlos), viví uno de los mejores días de mi vida, y durante estos cuatro años, no había pasado un solo día sin desear volver a verlo.

Ahora, con dieciocho, gracias a las gira 2008-2009 del musical, pude cumplir mi sueño por fin el pasado 8 de mayo, esta vez en el Palacio de Congresos de la Expo de Zaragoza, en lugar de en el número 54 de la Gran Vía de Madrid.

Tras veinte minutos de espera, las luces comienzan a apagarse y todos los espectadores sentados en las butacas enmudecen de pronto cuando la conocida música instrumental de la canción “Hoy no me puedo levantar” comienza a sonar mientras se alza el telón. Mi mente se nubla de nostalgia y emoción cuando los bailarines comienzan a cantar mientras representan la coreografía en torno a tres camas que han aparecido desde la parte trasera del escenario.

Y por fin, Roger Berruezo, en sustitución del Miquel Fernández que me emocionó en Madrid en el papel de Mario, comienza a recitar esa introducción que conozco ya de memoria: “Érase una vez una ciudad que quiso cambiar de color. Una fecha de promesas y un chico cargado de ilusión. La ciudad era Madrid. La fecha, 1981. Y el chico, era yo…”.

Ahora ya, las cosas se ponen serias. Aparece el co protagonista, Colate, interpretado por Marcos Rodríguez, canta en solitario la letra de “Hoy no me puedo levantar” y da comienzo la historia de los dos jóvenes de pueblo que quieren marcharse a Madrid a formar su banda y tocar sus propias canciones.

El público estalla en aplausos cada vez que el elenco canta una canción y éste anima a los espectadores a cantar con ellos. Ambos congenian a la perfección.

En cuanto a la estructuración del musical, la primera parte, con 11 canciones, tiene un carácter más humorístico y la segunda, de quince, es más dramática. Pero es muy complicado poder decidir cuál de las dos es mejor.

LO MEJOR

-La calidad del musical sigue siendo la misma, tan impresionante como siempre.

-La participación con el público ha aumentado, en alguna canción los bailarines se integran entre el público, interactuando con él.

-Momentos de complicidad con el público. El elenco suele animar a los espectadores a cantar, aplaudir, levantarse y bailar.

-Las voces de los actores son impecables y transmiten a la perfección el sentimiento. Además a los principales protagonistas se les da la oportunidad de demostrarlo en determinadas canciones, como “Me cuesta tanto olvidarte”, “Perdido en mi habitación” o “El fallo positivo”.

LO PEOR

-Han eliminado un par de escenas, “No hay marcha en NY” y “Por la cara”, pero a su favor se puede decir que han modificado otras que en Madrid aparentaban ser “de relleno”.
-Hubo algún pequeño fallo de sonido, pero nada importante.

-El puesto de merchandising, a parte de ser un poco caro, estaba regentado por dos dependientas que trataban a los clientes como si fuesen un estorbo. Malas contestaciones, peticiones ignoradas…

-¿¿Dos euros un botellín de agua??

-Tres horas y media saben a poco. ¡Por el precio debería durar más!

En conclusión, otra gran experiencia, vivida con el mismo entusiasmo, que me dejó con un sabor de boca muy dulce y 80 euros menos en el bolsillo. (Entrada: 55 €. Camiseta: 20€. Llavero: 5€).

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